Entre 1465 y 1532 N.E., el imperio Inca se asentó en Ecuador principalmente en la Sierra.
En la Costa, su presencia fue menor, ubicándose especialmente en la actual provincia de Manabí.
Los Incas extendieron su reino a través del actual territorio ecuatoriano, gracias a la construcción de centros estatales, como Tomebamba, y ceremoniales, como Ingapirca, desde donde controlaron y difundieron sus ideas políticas y religiosas.
Con el tiempo, sus ejércitos avanzaron hacia el norte dejando huellas en San Agustín de Callo, Quito y la región de Imbabura.
Bajo el mando incaico, se construyeron fortalezas de piedra y grandes centros poblados en los que se desarrollaban actividades cotidianas y comerciales.
La economía de los Incas se basó en la agricultura y la ganadería. La construcción de grandes terrazas de cultivo y acequias en piedra contribuyó al desarrollo de una agricultura intensiva de productos como el maíz, la quinua y el fréjol.
Obtenían tanto la carne que complementaba su dieta como el material necesario para la elaboración de diversos textiles de las llamas, los guanacos, las vicuñas y las alpacas.
Los incas construyeron una extensa red de caminos utilizados tanto para el comercio interregional como para el tránsito de los chasquis, personas encargadas de llevar mensajes de un lugar a otro.
Las sociedades locales adoptaron el estilo cerámico introducido por los incas, caracterizado particularmente por los vasos conocidos como keros y las vasijas con decoración prolicomada, llamadas aríbalo.
interesante
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